LITERATURA CUENTO DE JULIO ROCHA PEREZ “La Morfología del amor”
LITERATURA CUENTO DE JULIO ROCHA PEREZ “La Morfología del amor”
“La Morfología del amor”
(Julio Rocha Pérez)
Tus ojos se alumbraron con el primer reluz del diáfano amanecer, comprendí, entonces, que no había perdido ni un ápice del amor que tenía hacia a ti, realmente, desde que te conozco; desde que hicimos por primera vez el amor he quedado maravillado con tu calor y tu presencia, que, sin duda, no quisiera compartir esto con nadie más, niña mía.
¿Recuerdas aquella tarde de marzo, para ser especifico el primer día de ese mes tan enigmático? Mi vida antes de ti era tan aburrida, de la oficina a la casa y viceversa; nada parecía tener un sentido suficientemente magnifico como para seguir en la existencia, pero, naturalmente, soy tan cobarde como lo fui para responderte cuando inquiriste por el libro que tenía bajo el brazo. La emoción de tus ojos cuando viste que era un libro de Wilde. La chispa se despertó en ambos, pero yo lo sentí más tempestuoso, puesto que, jamás, nunca nadie me había hablado antes, mucho menos de algo tan aburrido actualmente como lo es la lectura y la cultura en general. Pero desde aquel día supe que jamás estaría solo de nuevo, no viste para nada mi falta de atributos físicos, no importo para ti algo tan insustancial y superficial como lo es la carne, el rostro; la tarjeta de presentación fue diferente en aquel momento ¿recuerdas? Aun teniéndote aquí, en mi cama puedo percibir aquel aroma tan peculiar de tu cabello como cuando te diste vuelta y te seguí. Por una vez en la vida pude pedir un teléfono, tu teléfono. Así supe de tu nombre: Esmeralda. Un nombre tan femenino pero tan inteligente, una piedra preciosa casi tan fuerte como un rubí o un diamante.
Gracias a ti saque fuerzas y valentía para hablar de cosas que, con nadie, había de tocar ¿recuerdas cuando me dijiste que a pesar de todo era tan tierno y dulce para ti, amor mío? Con ese tono tan coqueto y sensual que siempre te caracterizo, aún lo recuerdo pues fue cuando tuve la primera erección por motivos de una mujer, pero de una real, tu amor mío, solo tú.
La primera cita se dio e ibas tan bella, ese vestido verde; combinación perfecta con tu nombre, niña mía. Era envidioso ¿recuerdas? Me paré cuando llegaste para yo, personalmente, acomodarte en tu lugar. No quería que nadie te viera, que nadie te tocara. Eres perfecta amor, mío.
Esa noche hablamos sobremanera y tendido sobre todas nuestra obsesiones, nuestras más íntimas aspiraciones y me enamore aún más, al saber que eras directora de una preparatoria ¡Por el amor de dios! Toda una mujer de cultura, una dama en su más finísima expresión. Definitivamente aquello fue el sello que cerró todo el ciclo que había estado viviendo, no tenía que esperar más para una salvación de amor; por fin conozco la morfología del amor, su compuesto y el motor. Gracias a ti, amor mío.
El broche de oro llego más tarde, en la noche. La ciudad parecía anacrónica y fuera de lugar, éramos como dos extraños ajenos al mundo y al espacio, parecía que nadie podía encontrarnos o lastimarnos y, como es obvio entre dos amantes nocturnos fuimos al hotel más cercano ¿Recuerdas? Me aprendí los pliegues de tu piel perfecta y blanca como el papel, me dijiste que siempre te habían dicho que eras, efectivamente, como el papel. Simple y común, pero, aquella noche era un lujo tener aunque sea esto, el papel. Pienso que los hombres desperdician muchas veces sus dones. Guapos como narciso que a su paso dejan un sequito de encono y resentimiento que no nos deja disfrutar a nosotros, los menos agraciados.
Eso no importo y disfrutamos toda la carne, todo el aroma que se transpiraba en las calles, en las paredes de aquel hotel lujoso que después supe que conocías, eras asidua a él.
¿Recuerdas, mi querubín hermoso? Después ya no queríamos separarnos, por algunas semanas era perfecto todo. El trabajo cambiaba de perspectiva ahora, el trayecto al tranvía ¡Que dios bendiga los tranvías! Porque fue ahí donde te conocí ¿Recuerdas?
Ya era inexorable no voltear a aquella esquina del tranvía donde me preguntaste por el libro que llevaba bajo el brazo, y, desde entonces, lo traigo como una reliquia, un amuleto de buena suerte que cargo a todo lugar donde voy, incluso a nuestras posteriores citas, idas y venidas a aquel hotel, todo es hermoso, mi alma, mi vida. Viví toda mi patética existencia solo, pero, ya no más. Pero un día pasó. Lo que todo hombre teme y aborrece. Las llamadas ya eran menos constantes, ponías pretexto para no pasar más tiempo conmigo, incluso, el sexo ya era muy insatisfactorio, siempre te quitabas a la mitad de todo mi éxtasis, mejor dicho, de nuestro éxtasis.
Hasta que el día menos esperado, en la sorpresa, te vi en el auto de alguien nuevo, alguien que siempre soñé ser. Te seguí en un destartalado taxi hasta un restaurante lujoso. Entonces, pensé, que quizá era eso, que me habías cambiado por un lujo, por riqueza y, aún más te odie. Te había construido toda una catedral en lo más profundo de mi mente, de mi corazón.
Saliste por la puerta tan clara, incluso después de todo, me parecías aun tan apetecible y hermosa, amor mío, que te seguí en la noche con el guapo amante con el que habías salido. La verdad suele ser más cruel que todas las peroratas que hacemos en nuestra cabeza, y fue arrastrada hacia mí como grandes bloques de hielo al ver que ibas al mismo hotel donde antaño había sido nuestro cuartel, nuestro espacio de intimidad y amor. Llore amor mío, llore como no tienes idea pero espere a que tu amante saliera puesto que, sabía que siempre te quedabas hasta el amanecer para cambiar tu atuendo al de la dama recatada.
¿Recuerdas, amor mío? ¿Recuerdas como discutimos y me dijiste que esto no era más que un simple hobbie para ti? ¿Recuerdas que me gritaste que era solo uno más en la lista y en tu egocéntrica mentira?
No tuve más opción, amor mío, recuerdo solo la ira en mis sienes y mi corazón como si se desbordara algo y salte sobre ti. El cuchillo en tu hermosa piel, se hundía como si fuera un trozo delicioso de mantequilla y la sangre brotaba y brotaba. El último aliento salió de tus labios rojos y con ello, mi ira, pero solo pude darte un beso y traspasar mí saliva a tu dulce boca, revoloteante de sangre.
Llame a tus padres, amor mío, solo les pedí que nuestras tumbas sean juntas, ya que, no me permitiré quedarme en este mundo donde no existe nada más para mí, en este mundo malicioso donde me has dejado.
Llame a la policía igualmente para no dejar que tu lindo cuerpo se haga de color amoratado y se deforme, les he dicho las 46 veces que te he apuñalado y lo mucho que te amo, pero, incluso ahora, en esta cama, en este hotel donde nos conocimos y disfrutamos, no puedo dejar de emular aquella tarde que fue nuestro turno de disfrutar, y, ahora, acariciando tu muslo carmesí aun siento dentro de mi toda la morfología del amor…
"The Morphology of love"
(Julio Rocha Pérez)
Your eyes lit up with the first light of the diaphanous dawn, I understood, then, that I had not lost an iota of the love that I had for you, really, since I knew you; Since we made love for the first time, I have been amazed by your warmth and your presence, that, without a doubt, I would not want to share this with anyone else, my child.
Do you remember that afternoon in March, to be specific the first day of that enigmatic month? My life before you was so boring, from the office to the home and vice versa; nothing seemed to have a great enough meaning to continue in existence, but of course I am as much of a coward as I was to answer you when you inquired about the book under my arm. The emotion in your eyes when you saw that it was a Wilde book. The spark was awakened in both, but I felt it more stormy, since, never, never had anyone spoken to me before, much less about something as boring today as reading and culture in general. But from that day on I knew that I would never be alone again, you did not see my lack of physical attributes at all, something as insubstantial and superficial as the flesh, the face, does not matter to you; the business card was different at the time, remember? Even having you here, in my bed I can perceive that peculiar scent of your hair as when you turned around and I followed you. For once in my life I could ask for a phone, your phone. That's how I learned about your name: Esmeralda. Such a feminine yet intelligent name, a gemstone almost as strong as a ruby or a diamond.
Thanks to you, I found the strength and courage to talk about things that, with no one, I had to touch. Do you remember when you told me that despite everything it was so tender and sweet for you, my love? With that flirtatious and sensual tone that always characterizes you, I still remember it because it was when I had my first erection for reasons of a woman, but of a real one, your love of mine, only you.
The first date was given and you were so beautiful, that green dress; perfect match with your name, my girl. I was envious, remember? I stopped when you arrived for me, personally, to accommodate you in your place. I didn't want anyone to see you, for anyone to touch you. You are perfect love, mine.
That night we talked a lot and tended about all our obsessions, our most intimate aspirations and I fell even more in love, knowing that you were a director of a high school. For the love of God! A whole woman of culture, a lady in her finest expression. Definitely that was the seal that closed the whole cycle that he had been living, he did not have to wait any longer for a salvation of love; I finally know the morphology of love, its compound and the motor. Thanks to you, my love.
The finishing touch came later in the evening. The city seemed anachronistic and out of place, we were like two strangers outside the world and space, it seemed that no one could find us or hurt us and, as is obvious between two night lovers we went to the closest hotel, remember? I learned the folds of your perfect and white skin as the paper, you told me that they had always told you that you were, indeed, like the paper. Simple and common, but that night it was a luxury to have even this, the role. I think that men waste their gifts many times. Handsome as daffodils that leave behind a retinue of anger and resentment that does not let us, the least attractive, enjoy.
That did not matter and we enjoyed all the meat, all the aroma that persisted in the streets, on the walls of that luxurious hotel that later I knew you knew, you were a regular at it.
Do you remember, my love? Do you remember how we argued and you told me that this was just a hobby for you? Do you remember yelling at me that I was just one more on the list and your self-centered lie?
I had no choice, my love, I remember only the anger in my temples and my heart as if something overflowed and jumped on you. The knife in your beautiful skin, it sank like a delicious piece of butter and the blood spurted and spurted. The last breath left your red lips and with it, my anger, but I could only kiss you and transfer my saliva to your sweet mouth, fluttering with blood.
Call your parents, my love, I only asked them that our graves be together, since, I will not allow myself to stay in this world where there is nothing else for me, in this malicious world where you have left me.
Call the police anyway so as not to let your pretty body turn purple and misshapen, I've told them the 46 times I've stabbed you and how much I love you, but even now, in this bed, in this hotel where we met and enjoyed ourselves, I can't help but emulate that afternoon when it was our turn to enjoy, and now, caressing your crimson thigh, I still feel within me all the morphology of love ...
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